Después de un divorcio, la vida sigue… y cambia.


Nuevas circunstancias laborales, cambios en los ingresos, mudanzas, nuevas relaciones, problemas de salud o necesidades distintas pueden hacer que lo que ayer era justo, hoy ya no lo sea.

En esos casos, es posible —y necesario— adaptar las medidas acordadas o impuestas por el juzgado a la nueva situación.

Las medidas definitivas (como pensiones, régimen de visitas, uso del domicilio, entre otras) no están escritas en piedra. La ley permite su modificación cuando se producen cambios relevantes, estables y no buscados voluntariamente. Porque sería injusto mantener decisiones pasadas que ya no responden a la realidad actual.

Ya sea por acuerdo entre las partes o por vía judicial, desde mi despacho te asesoro con cercanía, claridad y firmeza para conseguir una modificación que se ajuste a tus nuevas circunstancias y proteja el bienestar de quienes más importan: tú y tu familia.


✨ Si tu vida ha cambiado, tus medidas también pueden hacerlo. Estoy aquí para ayudarte a conseguirlo. Escríbeme y revisamos tu caso.